La alimentación abarca, a la manera del lenguaje, los ejes sincrónico y diacrónico. En el paradigmático se encuentran todos los niveles que la imaginación pueda sostener. Atómico, químico, biológico, sociológico, cultural y simbólico. En el sintagmático se encuentran todos los procesos que la constituyeron, desde la producción, hasta el descarte, pasando por los intermedios que se consideren relevantes.
En el Homo sapiens la alimentación es biología y cultura, pasado y futuro, abundancia y escasez. Determina, como un límite macabro, la posibilidad de vivir o de morir. Sugiere identidad desde un fondo de olla. Festeja con la panza llena y el corazón contento.
En la alimentación las relaciones que engendra el capitalismo se agudizan, se tornan más crueles. Privan o proveen de acuerdo al tamaño del bolsillo y a las necesidades de reproducción del propio sistema. Allí también se debate la resistencia, teñida de solidaridad y comensalidad. De la puesta en práctica de esa característica que nos hace únicos: la generosidad alimentaria.
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1 comentario:
hermosas palabras
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