El cuerpo del Homo sapiens evolucionó hace aproximadamente 150000 años en Africa, en un contexto de sabana, en donde el único modo de producción posible era el cazador recolector. Las actividades necesarias para la supervivencia incluían extensas caminatas buscando la oportunidad para comer, la carga de alimentos, herramientas y niños, en definitiva una cantidad muy importante de actividad física.
Los alimentos que nuestros primeros abuelos solían comer estaban compuestos principalmente de carne magra (carne de caza), algunos frutos, algunas raices y algunos otros recursos. Esa dieta, según estimaciones indirectas, les permitía alcanzar las recomendaciones actuales de macro y micronutrientes.
En estos últimos 100000 años las cosas cambiaron. Hielos fueron, volvieron y se fueron nuevamente. Sequías e inundaciones diversas motivaron la adopción de la agricultura y de la domesticación de animales. La más perjudicada fue la diversidad.
Con el advenimiento de la revolución industrial, la alimentación pasó a ser por un lado un motivo de venta y por el otro, el abaratamiento de determinados alimentos, fue el combustible de la clase obrera europera que la posibilitó.
Las repercusiones del cuerpo paleolítico en el contexto industrial se observan en las enfermedades metabólicas que predice la teoría de la transisición alimentaria. Pero la pregunta es, es posible modificar las conductas y las prácticas alimentarias en un mundo en donde se produce comida para todo la población pero hay 1000 millones de personas hambrientas y en donde todo esta preparado para el mínimo esfuerzo y las máximas calorías?
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