martes, 29 de junio de 2010

Alimentos y poder

En las clásicas teorías sobre surgimiento de los estados, el tema del control del recurso hídrico fue postulado como uno de los fundamentos. Quien dominaba el acceso al agua dominaba toda la sociedad.
En el mundo moderno, capitalista, el estado es un instrumento más al servicio de las ganancias empresariales. Pero su relación no es únicamente de vasallaje. La interacción es constante y los beneficios suelen ser mutuos. La política y la economía van de la mano en la reproducción del status quo.
El negocio de la alimentación está hiperconcentrado en unas pocas multinacionales que controlan todo el rango del proceso, desde los productores a los consumidores. Pagando poco al productor primario, en un mercado oligopsónico, con muchos vendedores y un solo comprador. Vendiendo caro al consumidor final, en un mercado olipológico, con un solo vendedor y muchos compradores. Así extraen lo mejor de los dos mundos, privatizan las ganancias y socializan las pérdidas.
En el mundo global, con los mercados más importantes saturados, las insaciables van por más. Con un discurso hipócrita, en donde se juega con el hambre de una parte importante del mundo, destrozan las economías campesinas, imponiéndoles una lógica de producción y una infraestructura material que no sólo atenta contra la diversidad y el medioambiente sino, fundamentalmente, aniquila las relaciones sociales.
En la discrecionalidad emerge su ganancia. Las relaciones sociales, cuando se quiebran, no hacen ruido; su desvanecimiento es gradual pero constante. Una vez erosionado, es muy difícil recobrarlo. Frenta a esa soledad, el espejismo de la agricultura científica se impone por el convenicimiento o la extorsión, directa o indirecta.
Cada vez más separados, pese a la globalización. Cada vez más hambrientos pese a los aumentos globales en la producción de alimentos. Frente a esta situación, se impone su contrario. Unirse en la diversidad, levantando las banderas locales y protegiendo el patrimonio, haciéndolo público. Sólo así se podrá albergar una tenue esperanza.

No hay comentarios: