jueves, 28 de julio de 2016

Sequía en África del Sur

Otra vez malas noticias de África; otra vez al mundo parece no importarle nada. Nos informa FAO aquí que la sequía que está sufriendo el continente Africano puso al borde de la hambruna a 23 millones de personas. La temporada de siembra está a punto de comenzar y FAO está tratando de conseguir 109 millones de dólares para comprar insumos y semillas, necesarios para que esta población no caiga en la inseguridad alimentaria. Varios factores contribuyen a esta dramática situación. Por un lado el efecto devastador del fenómeno climático conocido como "El Niño", que en el continente africano se expresa como ausencia de lluvias (al revés de lo que ocurre en algunas regiones de Sudamérica). Esto llevó a que estas sequías consecutivas fueran las peores de los últimos 35 años. Por el otro el estancamiento económico (y la depredación sin límites que las potencias aplican sobre África) hace que prácticamente la única forma de conseguir alimentos sea con la autoproducción (se calcula que el 70% de esta población depende para comer de la agricultura de susbsistencia). Los países afectados son: Lesotho, Madagascar, Malawi, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Swazilandia, Tanzania, Zambia y Zimbabwe. Esperemos que los pedidos de FAO sean escuchados por quienes poseen los recursos económicos (en un mundo en el que 70.000 personas poseen el 30% de la riqueza mundial). También esperamos que la ayuda de FAO no se transforme en una dependencia de los campesinos de las técnicas agroindustriales que promueven las multinacionales de la alimentación.

miércoles, 20 de julio de 2016

Publicidad y alimentación

Leemos aquí, que el mundo está empezando a tomar nota del efecto de la publicidad sobre la alimentación infantil. Desde Organizaciones como la OMS o aquí en el país la FIC (Fundación Internacional Cardiológica), se advierte del impacto que puede tener la publicidad televisiva sobre las conductas alimentarias de la población en general y en particular sobre los niños. La cantidad de horas que pasamos mirando la TV, más el resto de los estímulos (internet, gráfica, publicidad en la calle, radio, etc.), realmente nos coloca en una situación de vulnerabilidad. Sobre todo porque a la hora de elegir, las opciones se reducen a lo que por un lado nos tientan desde la pantalla, pero por el otro a lo que nos ofrecen en los supermercados y demás bocas de expendio. Creemos que es necesario poner límites a las propagandas sobre alimentos, pero a la vez entendemos que esto debe acompañarse de leyes que faciliten el consumo de verduras y frutas. Pero no sólo publicitándolas (con el mismo ímpetu que se hace con la comida chatarra), sino también subsidiando esos consumos. Al fin y al cabo ese dinero que se puede gastar en subsidios, termina siendo un ahorro si se piensa en lo que gasta el estado en los tratamientos de las enfermedades no transmisibles. Si se quiere cambiar, hay que cambiar todo, ya que el desorden anómico de la alimentación, es también un factor importante en la epidemia de sobrepeso y obesidad que padece el mundo.

martes, 5 de julio de 2016

FAO OCDE los precios de los alimentos se mantendrán estables

Leemos aquí, que se publicó un informe conjunto de OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), donde señalan que en los próximos 10 años, el precio de los alimentos se comportará en forma estable.
Los argumentos esgrimidos están vinculados con un aumento de la productividad, del área cultivada, un crecimiento económico moderado y una disminución del ritmo de crecimiento poblacional. Según el informe de estas instituciones, estos factores darían como resultado una demanda alimentaria moderada para los próximos 10 años. Evidentemente el único criterio que se maneja es el clásico de la oferta y la demanda. Asumiendo que las cosas puedan ser modelizadas de ese modo, cabe preguntarse si el aumento de más del 100% del precio de los alimentos en los últimos 10 años respondió a una baja en la productividad, a una menor área de cultivo, a un alto crecimiento económico y a un alto crecimiento poblacional. Si se buscan los datos se observará que de los cuatro factores, el único que podría invocarse para explicar el explosivo aumento de precios en el mundo en los últimos 10 años, sería el del crecimiento económico alto de comienzos del siglo XXI.
¿No habrá sido entonces que uno de los factores más influyentes en el precio de los alimentos es el hecho de que 5 o 6 empresas multinacionales controlan más del 80% de los alimentos que se comercializan?. ¿No habrá influido también la especulación con el precio futuro, con los seguros y demás instrumentos financieros, que esa situación de desequilibrio promueve?
Desde acá nos preguntamos si no es tiempo ya, que tanto FAO como OCDE, tomen en cuenta otras variables, tangibles y de una contrastación empírica evidente, como la desigualdad o el desequilibrio dentro del sistema mundial alimentario. A veces pareciera que se niegan a ver al elefante que ocupa casi toda la habitación.