lunes, 30 de octubre de 2017

Evolución, lactancia y bacterias

Uno de los enigmas de la leche materna, parece haber sido aclarado. Se sabe que es el mejor alimento para el recién nacido y que se recomienda su uso exclusivo hasta los 6 meses de vida. Sin embargo, uno de los principales componentes de ese fluido, son unos oligosacáridos, un tipo de azúcar que no puede ser digerida por el bebé. ¿Por qué entonces la naturaleza se encargaría de llenar el principal alimento de un recién nacido con un tipo de alimento que no puede ser procesado?. La respuesta parece estar dada por algo que, en general, no se toma en cuenta a la hora de hablar del crecimiento infantil y mucho menos cuando hablamos de evolución humana. Al parecer, estos oligosacáridos no están puesto ahí para alimentar al bebé, sino a una de las primeras bacterias que colonizan nuestro aparato digestivo: Bifidobacterium infantis. Estas bacterias protegen al recién nacido de otros patógenos y necesitan para vivir de esos oligosacáridos. Otra vez, pensar en términos de un individuo de una sola especie como la unidad evolutiva se rebela inútil. Es tiempo de empezar a pensar que nosotros somos un ecosistema, en donde las bacterias (que en general tienen muuy mala propaganda) cumplen un papel vital. Más información aquí.

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