lunes, 22 de octubre de 2018

Un paseo por la dieta de nuestros ancestros homínidos

En este pródigo artículo, Briana Pobiner, una paleoantropóloga del Instituto Smithsoniano, nos cuenta las diferentes metodologías que existen para determinar la dieta de nuestros ancestros. En primer lugar señala la morfología; la forma del cráneo y la forma y tipo de desgaste de las piezas dentales, permite inferir, con los recaudos del caso, el tipo de dieta que se puede sustentar. En segundo lugar menciona la investigación microscópica de la superficie de las piezas dentales. Según el tipo de alimento, son los rastros que se pueden observar en el microscopio; alimentos duros (semillas, huesos) dejan un tipo de marca y los blandos (carne, hojas, etc.). En tercer lugar apunta a los isótopos estables (que son átomos de un elemento que no se desintegran). Los isótopos C3 y C4 del Carbono, permiten detectar el consumo de determinados tipos de plantas, así se puede identificar aquellos comedores de frutas de aquellos comedores de nueces. Los isótopos estables del Nitrógeno, como el 15N y el 14N permiten saber si la dieta está vinculada con el consumo de carnes. Por último, la autora señala los microfósiles de plantas, es decir los granos de alimdón y los fitolitos (es decir las plantas que se biomineralizaron), con ellos se puede tener un panorama más completo del tipo de dieta, incluso saber si la planta en cuestión fue cocinada o no. El estudio de las plaeodietas de los homínidos necesita de múltiples métodos para dar cuenta de la posible recornstrucción de las dietas. AL fin y al cabo la alimentación siempre es un hecho complejo.

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