martes, 22 de marzo de 2016

Las mujeres y la alimentación

En relación con el Día Internacional de la Mujer (¿deberíamos decir de la mujer trabajadora?), que recuerda a las obreras que murieron quemadas por su lucha en contra de las pésimas condiciones de trabajo en Chicago en 1908, la FAO organizó un panel denominado "Planeta 50:50 pasos para la igualdad de género y el hambre cero", donde se puso de manifiesto la necesidad de empoderar a las mujeres, sobre todo en las áreas rurales. Si bien las intenciones del panel fueron muy buenas y se propusieron metas para llegar al año 2030 con igualdad de género y hambre cero, hay algo que nos hace ruido. Desde un punto de vista, pareciera que las mujeres no sólo deben pelear por los derechos, sino que sobre ellas recae la posibilidad de erradicar el hambre en el mundo. Sobre llovido mojado. Si bien es cierto que tanto en el ámbito rural como en el ámbito urbano, la mujer, en general, es la encargada no sólo de salir a trabajar fuera de su casa, sino de asegurar la reproducción doméstica. Y esto básicamente significa que tanto la alimentación como la salud, es responsabilidad del género femenino. Ahora bien ¿qué razones son las que justifican que sean las mujeres las encargadas de toda esa enorme tarea?. Ninguna, ni histórica ni antropológica. La arbitrariedad cultural y la dominación masculina son las únicas razones que pueden esgrimirse. Los beneficios que reporta al sistema capitalista (que no paga la reproducción doméstica, sin la cual sería imposible tener a los trabajadores en condiciones adecuadas para llevar a cabo la tarea diaria) pueden esbozarse como causas materiales; pero ello no implica ningún tipo de justificación. ¿No sería bueno que organismos como la FAO pusieran también el énfasis en el rol masculino, visto como una carencia? ¿No sería bueno que organismos como la FAO denunciaran también la arbitrariedad de la responsabilidad que cae sobre las mujeres?. No intentamos realizar una crítica a FAO, nos parece perfecto que se planteen esos objetivos para el año 2030 y que se incluya el empoderamiento del género femenino. Sabemos que en la práctica son ellas quienes llevan a cabo la tarea más difícil y dura; por lo tanto ¿no sería bueno también presionar a las empresas para que a las mujeres le paguen ese proporcional extra por llevar a cabo las tareas domésticas de las cuales, al fin y al cabo, ellos son los primeros que se benefician?

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