lunes, 16 de mayo de 2016

La comida y los influenciadores

Leemos aquí, acerca de la importancia que la industria alimentaria está dando a los denominados influenciadores en la web, es decir aquellos internautas interesados en alimentos, que poseen una cantidad significativa de seguidores. La nota dice que si ayer lo más importante era tener estrellas Michelin, hoy todo pasa por la cantidad de seguidores que se posee en las diferentes plataformas de las redes sociales. La ventaja, se plantea desde el marketing, es que estos personajes tienen, en muchos casos, un carácter local, con lo cual las particularidades de la zona, región o área en la que se especializa, mantiene esos diferenciales. La desventaja, para el público, es no saber hasta que punto las notas escritas o expresadas en video (vloggers), están patrocinadas por las grandes empresas del rubro. El fenómeno, desde la antropología alimentaria es bien interesante, ya que muestra un poco cómo las cosas fueron cambiando, en el terreno alimentario, en los últimos 100 años. hasta la II Guerra Mundial, era claro que el saber alimentario, vinculado con la reproducción cotidiana, estaba en las familias o agregados familiares (incluyendo amigos y vecinos). Luego de la II Guerra Mundial, el conocimiento pasó al ámbito científico, con el desarrollo de carreras universitarias como nutrición. Esto vació de contenidos confiables a las "abuelas" y depositó el saber en la ciencia; pero a la vez trajo aparejado un nuevo inconveniente por el hecho de que la comida debe resolverse día a día y el contacto con la academia, en el caso de la salud alimentaria, es claramente esporádico. Este vacío conceptual fue llenado por la industria y la publicidad, que con un discurso pseudo científico y un afán por el lucro fue el responsable de la epidemia de sobre peso y obesidad que se observa hoy en día. Al parecer el siglo XXI viene cargado de una nueva modalidad, la de los "influenciadores". Hasta qué punto esto es sólo una vuelta de tuerca por sobre el patrón industrial-publicitario, es algo que está por verse; pero también que va a depender de qué es lo que hagan o aconsejen estos influenciadores. La alimentación en el siglo XXI se separó entre lo vinculado al placer, lo vinculado a la salud y la reproducción cotidiana. Juntar las tres en un todo coherente no es tarea sencilla, pero tal vez, esta nueva modalidad permita un juego en donde no sólo ganen las mega industrias alimentarias.

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