martes, 9 de febrero de 2016

¿Era la devaluación inevitable?

Una de las medidas que tomó el actual gobierno y que fue menos discutida, fue la devaluación. La gente, en general, la tomó como inevitable, repitiendo el mismo discurso de los grandes medios de comunicación. Pero, como seres pensantes, tenemos derecho a dudar de todo; así lo indicó el maestro René Descartes, allá por el siglo XVII. Por lo tanto, nos preguntamos, ¿era inevitable la devaluación?. El argumento más repetido a favor de la medida regresiva, era que el dólar barato, nos quitaba competitividad. Es decir los sueldos, medidos en dólares, eran los más altos de Latinoamérica y por lo tanto encarecían el costo de las exportaciones. Pero resulta que casi el 70% de las exportaciones argentinas, son del mundo del agro, que prácticamente no genera empleo y el que genera es siempre mal pago y en negro. El 30% restante, que sí es industrial, básicamente se compone de productos que se venden a Brasil. Pero, por lo visto, la demanda brasileña no depende tanto de los precios de los productos argentinos, como de la buena salud de su propia economía; Brasil está en crisis económica y por eso no compra productos argentinos, no es por el precio de los salarios argentinos. El otro argumento que se esgrimió para justificar la devaluación, fue que el dólar se encareció en todo el mundo. Esto es cierto y si se repasan los datos, vemos que el dólar se fortaleció frente al resto de las monedas del mundo. Esto implica que es cierto que el peso argentino no acompañó con su depreciación la subida de la moneda yanqui, pero si se observa al resto de las monedas del mundo, la paridad se mantuvo. Por lo tanto aquí tampoco la devaluación era inevitable.
Todo parece indicar que el motivo de la devaluación, fue favorecer a los exportadores (el agro), para que liquiden sus cosechas y de ese modo ingresen, a las arcas del estado, dólares frescos para contener lo que podía ser una demanda descontrolada, luego de la apertura del cepo. La realidad indica que los exportadores no cumplieron sus promesas y no están liquidando lo prometido. Se generó una devaluación que, claramente no cunplió con las expectativas y que, de acuerdo a la historia económica argentina, se trasladó a los precios. Desgraciadamente en nuestro país, cada vez que hubo una devaluación, ese incremento se pasó a los precios, sobre todo a los alimentarios (aunque no tengan componentes importados en su composición). Esto no es así en todos lados; si tomamos los últimos 5 o 6 años, el dólar en México, aumentó casi un 100%, sin embargo, la inflación nunca superó el 2% anual. Algo hay en el empresariado argentino que, cada vez que se devalúa, hace una transferencia automática a los precios. Y no es el mercado oligopólico la respuesta, ya que en otros países existe esa misma estructura de mercado; aquí hay un tema para investigar que debe incluir, necesariamente, el componente cultural que siempre influye en el mercado.

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