lunes, 29 de febrero de 2016

La inflación en Argentina

Cuando se habla de inflación, el ascenso de los precios en conjunto, generalmente se dan explicaciones que, desde nuestro entender, son reduccionistas. Desde las posturas monetaristas se plantea que el principal problema es la emisión de dinero por parte del estado, para financiar sus cuentas. De aquí surge el famoso déficit fiscal, que hoy se propone como causa inflacionaria. Otras posturas plantean que en un mercado oligopólico es muy sencillo cartelizar la economía (es decir que los miembros del oligopolio se pongan de acuerdo con respecto a los precios) y por lo tanto fijar los precios sin tomar en cuenta los costos de producción, sino únicamente la ganancia. Otras posturas plantean que a medida que el dólar se aprecia (sea por demanda interna, sea por la propia fortaleza de la moneda a nivel mundial), los precios de la economía interna se acomodan a esa alza.
Sin embargo hay ejemplos en el mundo donde el déficit fiscal está en un 7% y no tienen una inflación descontrolada. Ojo que este 7% viene de una contabilidad creativa (¿y cuándo no fue creativa la contabilidad?), porque se suman pagos que habría que descontar de este año que estamos cursando. Sin ello, el monto del déficit está cerca del 5%. En cualquier caso, esos valores están dentro del promedio mundial y no se observa una situación inflacionaria, antes bien, en Europa, por ejemplo, hay riesgo de desflación (que es la bajada de los precios) y que tienen un efecto desatrozo toda vez que refleja una caída en la actividad.
Tenemos también ejemplos en el mundo donde los mercados están cartelizados. El ejemplo más notorio es el de la venta de alimentos en supermercados. En casi todo el mundo, no hay más de cinco o seis hipermercados que concentran la mayor parte de las ventas alimentarias. Sin embargo, en esos países, por ejemplo Inglaterra, no hay una inflación desbocada.
Por último tenemos el tema del dólar. Aquí también hay contraejemplos de lo que sucede en Argentina. En México, por ejemplo, en los últimos cinco años, el dólar aumentó un 100%; pero eso no fue acompañado de una suba generalizada de precios; los niveles de inflación se mantuvieron por debajo del 5%.
¿Qué ocurre en la Argentina entonces? Uno podría plantear que se dan las tres cosas a la vez, pero si vemos otros países, observaremos que también se dan las tres situaciones; recurrimos nuevamente a México para ejemplificar. Allí subió mucho el dólar, el déficit fiscal está cerca de nuestros valores (casi 5%) y en el mercado existen los oligopolios. Entonces ¿por qué acá las cosas son diferentes?. La respuesta tiene que estar en otro lado, para nosotros en el aspecto cultural. Si la economía es una ciencia social (porque una ciencia natural seguro que no es, ya que no hay mercados naturales, uno puede hasta fechar la aparición de la institución del mercado en la humanidad, ocurrida luego del comienzo del Holoceno, hace aproximadamente 8.000 años), entonces no puede soslayarse el aspecto cultural, que puede llegar a ser determinante. En Argentina, por un lado, hay una clara mentalidad de adaptación a la inflación, años y años y años (por lo menos 50) de precios que tienden a subir, hizo que la gente tenga un comportamiento particular frente a la amenaza inflacionaria. Básicamente estoqueando para luego vender a los nuevos precios, aplicando instrumentos financieros para hacer que rindan los sueldos en pesos, anticipándose a la jugada, aumentando por las dudas y para cubrirse de los nuevos costos. Por el otro lado está fallando el estado. Si el estado no pone controles claros a los mercados, los mercados terminan haciendo lo que quieren y lo que quieren no es ninguna novedad: ganar lo máximo invirtiendo lo mínimo.

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