lunes, 30 de agosto de 2010

Paleodietas

En algunos ámbitos se plantea que la dieta ideal del ser humano debe ser aquella con la cual coevolucionó a lo largo del tiempo. Si bien planteado de ese modo, un tanto escueto, se puede concordar con la premisa; lo cierto es que existen algunos inconvenientes con el planteo que es necesario mostrar.
En primer lugar debemos señalar que el estado actual de conocimiento sobre el proceso de hominización no es tan preciso como para establecer una dieta en particular. Podemos saber, sí, que durante el Pleistoceno (la edad del hielo) la mayor parte de los alimentos provenían de fuentes con mucha fibra, de proteínas de animales no domesticados y que carecían prácticamente de azúcares e hidratos de carbono como los que provienen de los cereales. Pero esto no nos autoriza a plantear una dieta en sentido estricto. Por otra parte hay que notar que muchos de los animales que se comían hace más de diez mil años, se encuentran hoy día extintos.
En segundo lugar las condiciones de vida, que determinan y son determinadas por el patrón alimentario, eran radicalmente diferentes a las de hoy. Desde la temperatura global que se hayaba unos cuantos grados por debajo de la actual, hasta la movilidad que exige el modo de producción cazador - recolector (alrededor de 20 km. diarios), la forma de vida era extremadamente distinta a la que encontramos en las ciudades modernas.
En tercer lugar nuestro conocimiento sobre la prehistoria cambia con una frecuencia bastante alta, merced al desarrollo de la disciplina. La imagen que se tiene hoy día de los cazadores recolectores pleistocénicos es muy diferente a la que había en la década del '50 y lo es aún más de la que existía en la década del '30. Por lo tanto cualquier afirmación que se realice, sobre todo en lo referido a la aplicación de ciertos patrones de comportamiento pasados al presente, incurre en un riego grande de quedar no sólo obsoleta sino ridícula a la luz de los nuevos hallazgos.
La solución al problema de la obesidad no pasa por la aplicación de recetas, linderas con la magia, que los individuos puedan seguir. El problema es social y básicamente tiene que ver con la falta de acceso a los alimentos de calidad. Por otra parte las condiciones que plantea el capitalismo, donde cada vez más se sedentariza a los trabajadores/consumidores, fomentan el sobrepeso y atentan contra la salud.
La salida, nuevamente, es social y revolucionaria y no puede recaer, como se suele hacer creer, en la falsa responsabilidad de cada individuo

1 comentario:

piki dijo...

El problema actual sigue siendo el que tan claramente sintetizaba Marvin Harris en 3 palabras: bueno para vender.
Mientras los productos alimenticios sigan siendo diseñados a medida de las necesidades del productor y no del consumidor, seguiremos con el mismo problema. Ejemplo de ello es el uso generalizado de derivados de soja para dar textura y generar volumen, y de maíz para endulzar y para dar volumen.